La vida de Eileen Gray, una de las figuras más importantes del diseño del siglo XX, fue de todo menos corriente, una mujer que absorbió los ideales de la Bauhaus y se formó en técnicas de lacado con un maestro japonés, llegando a ser una experta. Su genio nos trajo la villa E-1027, una ejemplificación perfecta de los preceptos del Movimiento Moderno, no exenta de polémica, que ha sobrevivido a una guerra y años de abandono, y que por fin podemos visitar.
Eileen Gray en uno de sus retratos más icónicos
Eileen Gray diseñó una vivienda en la que vivir con su amante, el arquitecto rumano, Jean Badovici; después de tres años la concibió como un organismo vivo con mobiliario diseñado a propósito para ella, como mandaban los cánones de la Bauhaus. Cuando la relación con Badovici terminó, éste se quedó con la casa, llevando invitados ilustres como Le Corbusier que le convenció para que le dejara pintar unos murales, algo que según fuentes de la época afianzó la rivalidad entre le Corbusier y Eileen.
En el Lota Apartment Eileen situó uno de sus diseños más icónicos, el sillón Bibendum, inspirado en la mascota de Michelin
La villa cambió de propietarios y cayó en el olvido y en el abandono, dejando parte de la vivienda destrozada, con lo que la restauración se hacía inevitable. Uno de los mayores dilemas estaba en qué hacer con los murales de Le Corbusier, no estaban en el diseño original de Gray y, al parecer, tampoco estuvo muy de acuerdo con su realización. A pesar de ello se decidió conservarlos al entender que forman parte del recorrido vital de la casa.
Charles-Édouard Jeanneret-Gris, más conocido como Le Corbusier
Con el paso de los años se ha recuperado el trabajo de esta magnífica diseñadora dándole el lugar que merece entre las grandes figuras del diseño del siglo XX, y ahora si queréis acercaros más sobre su historia no dudéis en pasaros por Roquebrune-Cap-Martin, al Sur de Francia y visitar la eterna villa E-1027!